Y es que llega un momento en el que me canso de decirle a tu foto y a los muebles de mi habitación todos mis sentimientos por ti. Llega el momento en el que me pongo a pensar en "¿Por qué no decirle todo lo qué siento?". Y es que me siento cobarde, sí, cobarde. Cobarde por no poder articular la palabra cada vez que estamos juntos. Cobarde por sentir mucho por él en mi corazón pero no ser capaz de decirte ninguna. Cobarde por no tener valor suficiente para agarrarte y darte el mejor de mis besos. Pero, aunque me llame cobarde a mi misma, seguiré mirándote a los ojos esperando que me digas lo que yo tanto ansío decirte cada día que quedamos, y seguiré quedando como una tímida por no poder decirte que mi corazón, mi mente y todo mi yo te ama desde el primer día en que te vi. Seguiré pensando en lo que me gustaría hacer, aunque no tenga valor para hacerlo.
¿Y todo esto por qué?, ¿Por qué eres todo lo que busco?, ¿Por qué con una mirada tuya me congelas y me enamoras cada día más?, ¿Por qué consigues qué mi corazón lata nombrándote?, ¿Cómo has logrado que seas ser en lo único en lo que pienso y lo que más me importa?...
Se que tú no has hecho nada para lograrlo, pero lo has logrado. Desde que me dí cuenta que me gustabas empece a verte con ojos distintos. En ese momento, en ese mismo instante, en ese mismo segundo, hice que mi corazón se enamorara y te amara para nunca olvidarte, porque te amó aunque solo se lo diga a mis muebles, a mis fotos y se lo grite al cielo. Aunque sufra en silencio, aunque sufra cuando estamos al lado, aunque sufra, prefiero sufrir, antes que no haberme dado cuento de que te amo y que la única vida que me falta es la tuya, quiero ser esa persona que nunca cambies por nada.